La cuarta revolución industrial no va a destruir empleo: solo lo transformará

La cuarta revolución industrial no va a destruir empleo: solo lo transformará

En los últimos tiempos, el tema del futuro laboral ha estado candente tras el informe del Foro Económico Mundial que calcula que, en los próximos diez años, la tecnología va a destruir unos cinco millones de puestos de trabajo. Una cifra tan descomunal que ha generado una reacción automática en muchos sectores de la sociedad, que solicitan soluciones para frenar la sangría.

Nuevos puestos de empleo

Ahora bien, también ha provocado la reacción contraria, la de aquellos que han levantado la voz para defender que la llamada Cuarta Revolución Industrial no va a traer la destrucción directa de empleo, sino que cambiará y evolucionará los puestos de trabajo, que serán diferentes a tal y como los conocemos ahora. De hecho, los estudios indican que el 65% de los actuales estudiantes de primaria trabajarán en puestos de trabajo y perfiles que no existen hoy en día.

La llegada de la máquina como elemento de destrucción de puestos de trabajo no es nuevo. Podíamos remontamos a hace más de 100 años, cuando se introdujo la máquina de vapor, o a los años 60 o principio de los 70, cuando la sociedad se enfrentó a una primera llegada de robots en las líneas de montaje.

De la misma forma que el vapor no reemplazó al grueso de la fuerza de trabajo humana, tampoco lo hicieron los primeros robots, dado que su capacidad de adaptación era reducida y se requería personas que pudieran enseñarles nuevas funcionalidades, a lo que se une la necesidad de mantenerlos.

Complementarios

El aprendizaje de estas experiencias permitió ser consciente de que la combinación de la capacidad del robot, complementada con la capacidad de adaptación, pensamiento creativo y fuera de lo normal del ser humano, genera un equipo de trabajo inteligente que refuerzan los resultados positivos de su integración. Y esto es lo que ocurrirá en la era de la Industria 4.0.

A todo ello, además, tendríamos que sumar dos aspectos que no hay que perder de vista. El primero es que sería necesario cambiar el sistema de consumo tal y como se conoce en nuestros días, y que posiciona el trabajo como una unidad de intercambio de una sociedad especializada, para que fuese viable una economía productiva basada en la robótica, pues un número tan elevado de personas desempleadas, no permitiría consumir los productos generados. Y esto no sucederá.

En segundo lugar, hay que tener en cuenta las fuerzas que mueven la realidad de los mercados, y que hace que se ajusten las cadenas de valor. Entonces, ¿son ciertos estos valores de los que habla el WEF? ¿Es verdad que se van a destruir tantos puestos de trabajo? ¿Es inevitable? ¿Hay algo que se puede hacer para contrarrestar esa situación?

Nuevas profesiones

Tenemos que tomar los datos con precaución. Si bien la evolución tecnológica y la incorporación progresiva de la robótica, y otras tecnologías de inteligencia artificial, en los procesos empresariales e industriales desplazarán determinados puestos de trabajo automáticos, dará lugar a un amplio abanico de nuevas profesiones que hasta ahora nunca antes se habían imaginado.

Es evidente que la microinformática ha permitido a las máquinas ser más precisas y cometer menos errores que el ser humano, pero, por cada puesto de trabajo reducido, se crearán otros que complementen o lleven a un nuevo nivel de conocimiento para el que la tecnología no tiene todavía capacidad de adaptación. Tal es el caso del análisis, la seguridad, las comunicaciones, la experiencia de usuario, y muchos otros factores que acaban por marcar la diferencia entre el hombre y la máquina.

De este modo, trabajos administrativos, aquellos relacionados con las tareas productivas y manufactureras, o algunos relacionados con la construcción y extracción, se verán sustituidos por máquinas, pero se generarán nuevos empleos de valor de los que actualmente existe una gran demanda y que se seguirán demandando en los próximos años.

Los más demandados

Ingenieros, matemáticos e informáticos se encuentran en el top ten de los más demandados con profesiones como analistas de datos o data scientist, chief analyst, técnicos de sistemas cloud y distribuidos, programadores, desarrolladores de inteligencia artificial y especialistas en seguridad. Los comerciales especializados en estas áreas, así como los diseñadores de experiencias de usuario también tendrán un buen futuro.

En definitiva, los grandes progresos de nuestra sociedad no son fruto de un solo individuo, sino del trabajo colectivo de muchos cerebros, que, utilizando las capacidades de la tecnología para aumentar el alcance de su inteligencia, desarrollan nuevas ideas y nuevos conceptos que hasta al momento habrían parecido imposibles. De la misma forma, la robótica y la tecnología del siglo XXI hay que verlas más que como una amenaza como un elemento potenciador de la capacidad humana para superarse y buscar nuevos límites.

 

Originalmente publicado en El Economista