Como escrito hace unos días, creo que estamos pasando por una fase muy critica de la gamificación, y de su posible éxito futuro, o de que pase a engrosar las estanterías de los museos del hype, por la cantidad de agentes que se están acercando desde todos los ámbitos, al ring de la gamificación.
El grande problema de la gamificación es lo simples que parece ser, y las escasas barreras de entrada por lo que se está transformando en una especie de barra libre para todos los que creen que entienden lo que representa y que lo pueden vender a clientes. La analogía es como si todos considerásemos que somos Chefs de cocina, porque sabemos cocinar y vimos los programas de Master Chef , y vemos que lo podemos hacer.
la gamificación al tener unos principios de videojuegos sufre de los mismos problemas del videojuego, en que la diferencia entre un buen juego y un mal juego es muy pequeña, y el 90% de los videojuegos son medianos o malos, con solamente un 10% o menos los que consiguen entrar en ese hall of game de los videojuegos (un 80% de los proyectos de gamificación acabaran por fallar) . Porque fallan? Porque estamos hablando de experiencias de juego, que tocan muchos parámetros, cada uno de ellos con una infinidad de posibilidades. En Gamificación tenemos esas características, pero además añadidas de que no estamos haciendo un videojuego si no optimizando procesos y tocando con la motivación de empleados o usuarios, que van a sufrir en su piel/psique las consecuencias negativas del proceso. Por lo que se requiere también de personas que dominen un poco de habilidades de gestión, organización, psicologia organizacional. En el lado extremo, un consultor tan poco es el mejor ejemplo, porque le va a faltar la finesse de entendimiento del filigrana de diseño que es necesario para maximizar el potencial de éxito de la gamificación.
Para ayudar un poco en este entendimiento, comparto una presentación muy interesante que he encontrado en slideshare sobre algunas consejos prácticos para una buena implementación de gamificación.
Uno de los primeros que puedo dar, es que la gente no es un juguete con los cuales podamos jugar en nombre de una eficiencia potencial a manos de un proceso de gamificación.